viernes, 6 de agosto de 2010

¿Cómo debe ser la colaboración público-privada en la gestión de los servicios públicos?

En una columna publicada en el diario Cinco Días de hoy, José Barea plantea: “La organización que la Administración Pública debería adoptar para producir los servicios colectivos tendría que ser análoga a la del sector empresarial productor de bienes y servicios privados, introduciendo en la medida de lo posible criterios de mercado. La crisis será otra ocasión perdida para introducir la colaboración público-privada en la gestión de una gran parte de servicios públicos con ganancia de eficiencia y productividad, reduciendo sus costes de producción y eliminación de parte del déficit público”.

Está idea, muy reiterada actualmente como consecuencia de la crisis, no es nueva. En Europa se resume con tres PPP (public and private partnership). A priori estoy de acuerdo en que debe mejorar esta colaboración, pero sin que los servicios públicos pierdan su objetivo y esencia. No obstante me parece imprescindible no frivolizar en la propuesta y especificar mucho más, porque no siempre los principios que la inspiran son ciertos. Veamos dos ejemplos:

-Si introducimos “criterios de mercado” en la sanidad pública, como propone Barea, ¿cerramos aquellos hospitales públicos rurales o insulares que nunca producirán beneficios?. Recordemos que el de “beneficio” es el principal criterio de la economía de mercado.

-La sustitución de guardias civiles por vigilantes jurados de empresas privadas en la custodia de los edificios públicos incrementó el gasto público y no mejoró el servicio. Sólo valió para que hubiera algunos guardias civiles más en funciones de seguridad pública. Por tanto, no siempre el PPP reduce costes.

Me sorprende la poca profesionalidad en algunas opiniones cuando proponen mejoras sobre los servicios públicos. Siempre he repetido que la gestión pública es mucho más compleja y comprometida que la gestión privada, que se mueve por esquemas de decisión mucho más simples.

1 comentario:

  1. una servidora pública6 de agosto de 2010, 11:24

    Un tema tan controvertido como el que presentas debe partir de la consideración del valor público, claramente alejado del valor privado. En la gestión privada el valor viene dado por el valor para el accionista (valor de las acciones, rentabilidad a largo plazo de la empresa) y el valor para el cliente (margen entre lo que se paga y lo que se recibe...), mientras que el valor público se cera como valor para el ciudadano en tanto que usuario o consumidor y valor para la ciudadanía en tanto que sujeto político. No hay que olvidar que en las sociedades desarrolladas la intervención pública se justifica y adquiere su sentido en la medida en que crea valor para el ciudadano, o en dos términos muy manidos, en la eficiencia y en la equidad. El valor público es algo más que obtener productos (outcomes)y reducir costes, que también.
    Entre las labores-obligaciones de todo directivo público están:
    - detectar qué es valioso para los ciudadanos;
    - conseguir apoyos para llevar a cabo la acción administrativa: ¿entra aquí la colaboración público-privada?;
    - prestar la acción administrativa de manera eficiente.
    Si se demuestra que para ello es óptima la gestión público-privada, adelante, nada hay que objetar, pero veamos si realmente esto es lo más eficiente para todos los ciudadanos y no sólo para los empresarios colaboradores ...

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