jueves, 16 de junio de 2011

Las imprescindibles, y más que previstas, subidas del IBI, auténticas pruebas de la calidad del Catastro.

Cuando los ingresos derivados de los tributos que gravan la actividad económica no dejan de caer, especialmente los relacionados con la actividad inmobiliaria, y las deudas ahogan cada día más a los municipios, es más que evidente que todo impulsa a fijarse en el IBI, único impuesto municipal que, al no estar asociado al ciclo económico, conserva musculo y ofrece recorrido.

El Gobernador del Banco de España acaba de sumarse a esta idea al manifestar que “cuando los incrementos impositivos sean necesarios, estos deberían recaer sobre aquellas figuras tributarias que tengan menos efectos distorsionadores sobre el crecimiento y la asignación de recursos”. Y en concreto cita, “los impuestos sobre la propiedad inmobiliaria y sobre el consumo”.


El Ayuntamiento de Madrid, probablemente motivado por el peso de su deuda, se lanza a subir el IBI, apoyándose en una actualización de valores catastrales, lo que le permitirá recaudar más (el Ayuntamiento habla de un incremento medio del 5,7%) sin mover el tipo de gravamen.


Muy probablemente, iguales caminos seguirán en breve otras ciudades, como Zaragoza y Valencia.

Y, es más, los portugueses montan una revisión generalizada de valores catastrales en todo el país, como medida "anticrisis".

La determinación precisa de la capacidad económica de los contribuyentes cuyas cuotas se verán incrementadas se logra en España gracias al trabajo que desarrolla el Catastro, en un doble aspecto:
-Aportando toda la información descriptiva de los inmuebles (superficie, antigüedad, uso ,categoría, propietario, etc.)
-Y asignando un valor catastral a cada inmueble, basado en un procedimiento objetivo, reglado y apoyado en datos reales del mercado.

El Catastro español puede asumir estos compromisos porque, sin duda alguna, es la mejor base de datos descriptiva de los inmuebles de nuestro país y la entidad, pública y privada, que más y mejor seguimiento hace del mercado inmobiliario.

Las revisiones generalizadas que se avecinan van a ser una auténtica prueba de calidad a la que se someterá el Catastro. Una prueba sumamente exigente que,probablemente, sólo la base de datos y la metodología de valoración catastral es capaz de soportar.

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