martes, 27 de enero de 2015

Publicados los principios rectores del Plan de Objetivos 2015, de la Dirección General del Catastro de España.

En el año 2015 se cumplen ya 18 años de implantación del modelo de dirección/gestión por objetivos en la Dirección General del Catastro español. Sin duda, la integración de una metodología que compromete directamente a los gestores públicos con los resultados obtenidos constituye una de las características diferenciadoras del modelo catastral español, y es una de las causas de los excelentes resultados alcanzados y de la alta calidad de la información gestionada en las bases de datos catastrales. Muy  pocos  servicios públicos pueden presentar un balance tan positivo, tanto en la implantación y aplicación del modelo como  en resultados obtenidos,  lo cual es doblemente valioso si se tienen en cuenta las políticas de reducción de personal que tan duramente están afectando a todos los órganos de las Administraciones públicas españolas.

La Dirección General del Catastro acaba de publicar un documento descriptivo básico del Plan de Objetivos para el presente año. A pesar de su carácter genérico, incluye pinceladas que describen bien por dónde se centran los esfuerzos del centro directivo,  orientados en tres líneas básicas:
-La mejora de la calidad de la información descriptiva de los inmuebles y de los valores catastrales aplicados.
-La mejora general en la calidad del servicio prestado a los ciudadanos,
-y la integración del modelo de gestión por objetivos en el sistema general definido por la Inspección delos Servicios del Ministerio de Hacienda y Administraciones públicas.

Como se detalla en la siguiente imagen, incluida en el documento publicado, el Plan de Objetivos sigue las directrices definidas en el Plan Estratégico aprobado, con lo que se garantiza la coherencia entre estrategias y operaciones.


El Plan de Objetivos 2015 incluye todos los grandes retos en los que está actualmente comprometida la Dirección General del Catastro: Procedimiento de regularización catastral, aplicación de coeficientes de actualización de los valores, -al alza o a la baja-,  como consecuencia de lo dispuesto en la Ley de Presupuestos, definición del “valor de referencia”, etc., algunos de los cuales han sido comentados en otros lugares de este blog.

En la siguiente tabla, de elaboración propia sobre la información contenida en el documento publicado, se resumen las ideas principales, centradas en los tres grandes grupos de objetivos, contando cada grupo con su propio peso específico dentro del  Plan, o en su caso, influyendo positiva o negativamente sobre los resultados obtenidos en otros objetivos.


Una reflexión para concluir: el documento publicado define ideas generales, pero no describe con detalle los objetivos instrumentales ni mucho menos los objetivos concretos que se fijan para cada gerencia. Esto ha sido siempre así, y responde a la prevención del gestor a ser “controlado” por terceros, a través del seguimiento detallado de los objetivos. Cabe ahora cuestionarse, en el marco y el espíritu de la Ley de Transparencia, si esta reserva se encuentra plenamente justificada y si el Catastro debería, como ha hecho siempre, liderar un cambio de actitud, favoreciendo  el  acceso a toda la información que forma su Plan de Objetivos. No olvidemos que en la Exposición de Motivos de la Ley de Transparencia se señala expresamente que: “Sólo cuando la acción de los responsables públicos se somete a escrutinio, cuando los ciudadanos pueden conocer cómo se toman las decisiones que les afectan, cómo se manejan los fondos públicos o bajo qué criterios actúan nuestras instituciones podremos hablar del inicio de un proceso en el que los poderes públicos comienzan a responder a una sociedad que es crítica, exigente y que demanda participación de los poderes públicos”.
Puedes encontrar el documento publicado en:
y un trabajo sobre la implantación del sistema de dirección por objetivos en el Catastro español en:

martes, 13 de enero de 2015

Geo-as-a-Service (GeoaaS) y la necesaria redefinición de los roles asignados en los modelos de Reutilización de la Información del Sector Público (RISP).

El modelo de reutilización de  la información del sector público aplicado en España, habitualmente conocido con el acrónimo RISP, se basa en un esquema muy rígido de reparto de roles. Partiendo de la premisa de que la Administración Pública carece de recursos tecnológicos y humanos suficientes para dar servicios de valor añadido y especializados a los usuarios finales (ciudadanos y empresas),  genera un modelo de colaboración público-privada en el que los órganos de la Administración Pública renuncian al contacto directo con los ciudadanos y a la prestación de estos servicios, que quedan en manos de las denominadas “empresas infomediarias”. Esta relación se define habitualmente a través del siguiente esquema:


Fuente: datos.gob.es

Este modelo ha sido asumido en las estrategias digitales del Gobierno de España, que dentro de los  Planes específicos de la Agenda Digital 2020 (documento actualizado a junio 2014), propone acciones para “incrementar la publicación de data sets por parte de las Administraciones Públicas y aumentar la actividad empresarial del sector infomediario para lo cual se establecen mecanismos para promover la cultura de la apertura de información y reutilización”.

Este reparto de roles parte de una valoración intrínsecamente negativa de la Administración, como es el reconocimiento de su incapacidad para prestar servicios especializados y de valor añadido directamente a los ciudadanos, relegando su función a la de mero suministrador de información “en bruto”. No es el momento de entrar en debate sobre esta consideración, dotada de una carga ideológica evidente y que a mi juicio lesiona gravemente la idea de legitimidad que debería sostener las relaciones entre Administraciones Públicas y ciudadanos, pero si lo es para plantear ciertas dudas sobre su validez, al menos en el ámbito de los servicios que ha de prestar el Catastro. Y todo ello a la luz de un nuevo concepto cuyo valor crece de manera significativa en los últimos tiempos, y que se define como “Geo-as-a-service” (GeoaaS).

La idea de GeoaaS viene a sumarse al conjunto de servicios prestados a través de modelos “en la nube”, donde ya es frecuente la oferta de servicios de infraestructura (IaaS), o software (SaaS), por citar algunos ejemplos, y en los que el modelo conceptual es siempre el mismo: el usuario final no necesita invertir en equipos, en software, en mantenimientos o en formación, puesto que puede recibir todos estos servicios directamente a través de una solución “en la nube”. El resultado es un menor coste para el usuario y una menor dispersión de esfuerzos, puesto que no ha de dedicar recursos, generalmente  especializados y caros, para formarse y dotarse de las herramientas de TI que necesita. Se trata, en definitiva, de que los usuarios finales puedan disponer de todas las posibilidades de un GIS, sin necesidad de adquirir de forma directa de este sistema.

La utilización de las soluciones GeoaaS  ya disponibles permite que los Catastros y los Institutos Geográficos públicos puedan plantearse una revisión del modelo de reutilización de la información que gestionan, recuperando en parte la posibilidad de prestar servicios especializados y directos a ciudadanos y empresas. Soy partidario de la colaboración público-privada en el entorno de la RISP, en tanto que sobre la misma se genere realmente productos o servicios en los que la empresa agregue valor, pero no si su función es la de mera mediadora (la propia expresión “empresas infomediarias” nunca me pareció muy acertada). Si estamos de acuerdo en que un ciudadano no debería estar obligado a acudir a una gestoría para obtener su documento nacional de identidad o su pasaporte, ¿por qué vemos justificado que un pequeño empresario tenga que acudir a una tercera empresa tan sólo para descargarse datos del Catastro?. En un modelo real de e-administración, ¿no debería facilitarse al máximo por el Catastro este tipo de servicios para que los ciudadanos pudieran acceder a ellos sin sobrecargas adicionales?.

La idea de unas Administraciones Públicas que han de orientarse más a la prestación de servicios personalizados a los ciudadanos no es nueva. En un conocido estudio elaborado en 2008 por IBM, a través del IBM Institute for Business Value, conocido como “Administración Pública 2020: hacia un entorno de continua colaboración. Seis factores globales exigen la adopción de nuevas estrategias”, se identifican las siguientes fuerzas que están remodelando las sociedades y las Administraciones Públicas del mundo:


Sobre este diagnóstico, los autores proponen un esquema mucho más integrador de colaboración público-privada,  al afirmar que  “las Administraciones Públicas necesitan entender cuáles son los principales componentes de una continua colaboración y, en segundo lugar, utilizar este conocimiento para desarrollar soluciones y adaptarlas a las necesidades de los ciudadanos”.

A partir de ello, proponen la puesta en marcha de planes de acción con diversos  componentes, definiéndose el componente 3 de la siguiente forma:
“Componente 3 – Interacción y servicios personalizados
Las Administraciones Públicas son conscientes de que unos programas estándar no sirven para cumplir con los requisitos específicos de sus ciudadanos.
Para responder a las exigencias de eficiencia, eficacia, seguridad y confidencialidad es preciso poner más foco en medidas gubernamentales individualizadas. En ámbitos tales como los servicios sociales, los programas deberían ser diseñados a la medida de las necesidades de los ciudadanos”.

En definitiva, me parece oportuno que los responsables de las políticas que favorecen la RISP revisen los modelos actuales y apuesten por una recuperación de la legitimación de las Administraciones Públicas ante los ciudadanos, para que asuman mayores niveles de prestación de servicios, más personalizados y con mayor valor añadido. En el ámbito de las organizaciones catastrales, y de los Institutos Geográficos públicos, esta función puede desarrollarse a través de la implantación de servicios GeoaaS,  sobre un modelo “en la nube”, logrando con ello impulsar al máximo la reutilización de la valiosa información que gestionan.

Puedes ver el estudio de IBM citado en: