lunes, 29 de febrero de 2016

Nueva información sobre el catastro de la Roma imperial.

En una reciente presentación a los medios de comunicación, un grupo de arqueólogos italianos ha dado a conocer el resultado de los trabajos realizados durante los últimos años, gracias a los cuales han logrado recomponer parte del rompecabezas del catastro de la Roma imperial.

Se trata de un trabajo minucioso de reconstrucción de más de 1.200 piezas, que ha permitido recomponer 235 metros cuadrados de "detallada topografía en losas de mármol que indican barrios, casas, galerías, templos y tiendas, una vista única del antiguo paisaje urbano de Roma". Para llegar a este resultado, ha sido esencial el hallazgo de nuevos fragmentos de mármol de la conocida como 'Forma Urbis', un auténtico mapa en piedra de la Antigua Roma creado bajo el emperador Septimio Severo entre los años 203 y 211, el cual había sido destruido a lo largo de la historia y repartido en miles de piezas inconexas por toda Roma. Las piezas de las que disponen actualmente corresponden "aproximadamente a una décima parte del total del catastro, lo que equivale a cerca de 25.000 metros cuadrados de la Roma antigua".


El arqueólogo Roberto Meneghini, responsable del proyecto, destaca varias singularidades de este Catastro:
En primer término, la actual representación en losas de marmol era una copia del original, elaborado en láminas de bronce.  La gran facilidad del bronce para ser reutilizado fue sin duda la causa de que este catastro original desapareciera casi en su totalidad.

En segundo término, Meneghini precisó que uno de los datos más singulares que se desprende de estos hallazgos es que "numerosas propietarias de edificios eran mujeres, un hecho que subraya la importancia y el papel que desempeñaban en esta época".

Finalmente, es significativo que el Catastro recuperado describiese tanto el rango de las calles y los detalles de la anchura de los edificios, como el nombre de los propietarios de los inmuebles y el valor económico de los edificios. Es decir, aparece ya nítidamente la distribución entre datos físicos, jurídicos y económicos, que conjuntamente forman los modelos de datos de muchos de los catastros actuales. Así lo percibe también el responsable del proyecto cuando señala que el valor de esta "memoria viva de la Roma antigua tiene un significado muy cercano al concepto de catastro moderno, tal y como lo conocemos hoy".


Esta reconstrucción del catastro de la Roma imperial se podrá visitar por primera vez en el Museo del Ara Pacis de Roma, y estará expuesto hasta el 17 de marzo.

miércoles, 17 de febrero de 2016

¿Catastro rural o catastro medioambiental?.

Varios países latinoamericanos están abordando en la actualidad distintos proyectos para reformar su catastro rural. En términos generales, la mayoría de los proyectos conocidos buscan resolver, de forma más o menos simultánea,  tres cuestiones principalmente:
-Identificar con precisión los límites de las parcelas rústicas, así como sus propietarios.
-Resolver cuestiones relacionadas con ocupaciones informales de propiedades rurales, y
-Mejorar la información de los cultivos existentes y de la productividad de los predios.

Ante esta visión clásica, se plantea una reflexión que no nos debería pasar desapercibida: ¿Cómo han de responderlos catastros rurales del siglo XXI al reto planteado a escala mundial que demanda más y mejores medidas para proteger el medio ambiente?.

El comercio de derechos de emisión crece de manera constante, por lo que se hacen cada vez más necesarias herramientas confiables, objetivas y públicas que puedan respaldar los sistemas de las Administraciones Públicas destinados al control de emisiones de gases de efecto invernadero y al propio funcionamiento de este comercio de interés creciente. ¿Debería el Catastro ser la herramienta que apoyase la gestión eficaz de la autoridad pública responsable de este mercado, al igual que apoya a los sistemas de tributación inmobiliaria?.

Por otro lado, no debemos olvidar que el suelo es un componente integral e indispensable de nuestra existencia. Los servicios que presta van desde proporcionar una base sólida para nuestras actividades y ser la base de la agricultura, hasta ser almacén de carbono para mitigar el cambio climático. Sin embargo, el suelo se enfrenta a graves amenazas, tales como el sellado, la compactación, la erosión, la contaminación, la salinización, la pérdida de la capa fértil, etc., que deberían ser conocidas  como paso previo a ser combatidas.
En Europa, los datos sobre el deterioro de los suelos son muy preocupantes, como se aprecia en esta información de 2012:



En Europa el pasado año se paralizó la aprobación una importante Directiva del Suelo, que completaba las Directivas del Aire y del Agua ya aprobadas, debido a presiones recibidas desde distintos frentes. Como nos describe Amalia Velasco, en un artículo publicado en la revista CT-Catastro – (puedes encontrarlo en: http://www.catastro.minhap.gob.es/documentos/publicaciones/ct/ct59/5_24.pdf
en este proyecto de Directiva se indicaba que “….los Estados miembros dispondrán, por aplicación de esta Directiva, de un “inventario de terrenos contaminados” que se establecerá mediante el procedimiento que se describe en la información contenida en este inventario”. En la siguiente figura se aprecia cómo se integra este inventario en la estructura definida por el proyecto de Directiva:



Pero sin duda, el efecto más significativo que se derivaría de esta Directiva es que cuando fuera a venderse un terreno en el que tenga lugar o haya tenido lugar alguna de las actividades potencialmente contaminantes de las que se describen en los anexos, los Estados miembros asegurarán que el posible comprador dispondrá de un informe sobre la situación del suelo, expedido por una persona u organismo público autorizado, que definirá la situación a efectos de su presunta contaminación.

Resulta evidente la importancia de los efectos que produciría esta Directiva sobre el mercado inmobiliario que actúa sobre este tipo de suelos, lo que hace comprensible el porqué de su paralización y los grandes intereses afectados por la misma.

La relación entre esta Directiva y el Catastro viene establecida en el Considerando 25 de la Propuesta de norma, según el cual “A fin de asistir en la identificación rápida de terrenos contaminados, todo propietario de un terreno en el que, según los registros oficiales como los catastros o registros nacionales, tenga lugar o haya tenido lugar una actividad contaminante del suelo o todo posible comprador debe, antes de efectuar la transacción, aportar información pertinente sobre la situación del suelo a las autoridades competentes y a la otra parte en la transacción”.

En definitiva, ya sea en Europa o  en Latinoamérica, los catastros rurales deberían anticiparse a un futuro que ya se muestra de manera evidente, integrando en sus capas de información datos medioambientales que resulten críticos para apoyar las políticas públicas de protección, ya sean estas la gestión del mercado de emisiones, la definición del nivel de contaminación de la parcela, o el desarrollo de acciones de protección de los suelos.

Y no solo eso. También deberían desarrollar nuevas metodologías de valoración catastral que incluyan componentes relacionados con el valor medioambiental de las fincas. Los “catastreros” debemos ir pensando ya en cómo definir el “valor medioambiental” de las parcelas, a efectos catastrales, lo cual no es una cuestión fácil: la inclusión de una parcela en un área medioambientalmente protegida ¿debería aumentar o disminuir su valor?. Esta es una de las primeras cuestiones para las que tenemos que encontrar una respuesta.

En conclusión, si los catastros rurales no se suman a esta iniciativa estarán perdiendo una importante oportunidad para cumplir su misión en el futuro, porque es seguro que será otra institución o entidad la que acabe dando esta información simplemente porque se está convirtiendo en imprescindible.

Por tanto, y volviendo a la pregunta del título, la respuesta debe ser catastro rural y medioambiental. En el futuro, no cabrá una función sin la otra

martes, 2 de febrero de 2016

Cambios en la Dirección del Catastro Distrital de Bogotá.



En los pasados días  Claudia Puentes Riaño ha tomado posesión como nueva Directora de la Unidad Administrativa Especial de Catastro Distrital de Bogotá.

La nueva Directora del Catastro de Bogotá es Economista de la Universidad de Los Andes, con Especialización en Análisis Económico del Derecho de la Universidad Externado de Colombia y Maestría en Políticas Públicas de la University of Chicago, Harris School of Public Policy.

Su carrera profesional ha estado vinculada con distintos temas, incluyendo actividades en la Secretaría de Hacienda de Bogotá, entre 1998 y 2002, etapa en la que se desempeñó como Subdirectora de Impuestos a la Propiedad.

La nueva Directora sustituye en el cargo a Gustavo Marulanda, que ha desarrollado una gestión brillante del Catastro Distrital, siendo el responsable no sólo de su profunda transformación institucional, incluyendo el lanzamiento de la Infraestructura de Datos Espaciales de la ciudad, sino también de importantes logros en el incremento de la recaudación del impuesto predial, siendo, junto con la ciudad de México,  los dos casos más significativos de evolución positiva en su recaudación de toda Latinoamérica.

Queda por hacer, y será esta tarea para la nueva Directora, la desaparición del modelo de estratos, tan extremadamente rígido que lastra el crecimiento y la evolución de la ciudad, poniendo en su lugar al valor catastral como indicador de la capacidad económica de los propietarios de los inmuebles y de los  inquilinos, siguiendo con ello las recomendaciones de la Secretaría de Planeación de Bogotá y de ONU Hábitat, tal y como ya comenté hace ahora un año en otra entrada anterior de este blog.

Mucho éxito a los dos en sus nuevas obligaciones.